Curadurías desde nuestra propia voz, para un arte feminista radical y situado
Entre los cometidos de la curaduría de arte, el de servir al gran público como guía mágica de interpelación e interpretación, es quizá la de mayor importancia. Este ejercicio de traducción constituye en sí, una sugestiva labor de formación de públicos. Aquí subyace, por lo tanto, un activismo político en favor de la democratización del arte, y así también, la oportunidad de ejercer el poder a través de los discursos.