Devenir mujer en el quiebre de la metafísica de la presencia
La metafísica de la presencia ha dictaminado, desde la asociación aristotélica de lo idéntico, lo uno y lo mismo, el lugar de lo masculino como instancia de consolidación y autoposicionamiento del yo como soberano. Desde esa posición de dominio, el existente humano, en tanto sujeto, ha determinado el lugar y la jerarquía de todo lo que es: mujeres, animales y niños han estado desde siempre en el lugar “pasivo” de aquel que debe someterse a la voz de la autoridad y las directivas de ordenamiento.