"Artilugios entomológicos, colectando y contemplando vestigios de insectos en la cotidianidad"
Caminamos a diario por muchos lugares, a paso acelerado con un cronómetro en nuestras cabezas o a velocidad lenta mientras una pantalla frente a nosotros se convierte en nuestra realidad. Pero ¿qué tanto observamos realmente nuestro entorno? El detonante de este proyecto es una invitación a apreciar la cotidianidad manifestada en la biodiversidad que nos rodea, busco hacerlo evidente enalteciendo al grupo de organismos con mayor número de descripción de especies en el planeta, los insectos.
Desde hace años camino por las calles de Popayán observando hacia el suelo, buscando un encuentro azaroso con estos invertebrados, recolecto los exoesqueletos de lo que alguna vez fue un insecto que revoloteaba por los mismos espacios por los que yo camino. Mi intención es darles una dignidad después de su muerte, la manera en que lo hago es mediante objetos escultóricos denominados como artilugios entomológicos, los cuales creo a partir de ensambles entre objetos cuyo tiempo útil se ha agotado, chatarra y aparatos electrónicos en desuso, tal vez víctimas de la obsolescencia programada. Con esto, buscó generar espacios de contemplación para los insectos que ahora dejan de estar en el suelo para pasar a ocupar espacios de tipo museal o de encontrarse a la misma altura que nosotros como espectadores.
El objetivo de esta ponencia es mostrar cómo mi proceso de investigación – creación en torno a los vestigios de insectos que encuentro en mi cotidianidad, me ha permitido generar reflexiones alrededor de estos organismos, mostrando mediante luces específicas, proyecciones y lupas de aumento, su vasta complejidad morfológica a pesar de su tamaño, así como su importancia ecosistémica en el equilibrio natural de la vida; este tipo de dinámicas permiten combatir aquella visión antropocéntrica que podemos llegar a tener en el que el hombre se posiciona por encima de todo organismos viviente. A su vez, crear esculturas con chatarra permite darles una segunda vida a estos objetos desechados y mostrar como el consumo desmedido de tecnología, se convierte en un problema medioambiental debido a la contaminación que provoca el ajetreado mundo del consumismo en el que vivimos.
Una narrativa que me gusta plantear es qué sucederá cuando la naturaleza ya no tenga un lugar en el cual crecer. La vida orgánica continuará su curso inevitablemente, y aquellas abejas que formaban su colmena en los árboles ahora deben hacerlo en los residuos de un viejo televisor abandonado, las mariposas ya no polinizarán flores, sino que lo harán en los despojos de viejos parlantes que ya no suenan al ritmo de la música sino al compás del eco generado por su lento aleteo. Cuando la basura electrónica extinga todo rastro del hombre, se dará paso a una naturaleza híbrida en la que la vida coexistirá con estos objetos que se convertirán en artilugios de sus vidas, pues los insectos desconocerán su uso, pero resignificarán su existencia para hacerlo su hogar, uno que ya no será verde sino más bien oxidado y adornado de un profundo gris perpetuo