¿Por qué pintamos monstruos?

La imagen pictórica es un acontecimiento intempestivo que surge de un deseo ineluctable que anida en el extraño y sensible límite entre lo humano y lo no humano. Lo más conmovedor de la historia de la pintura capta el imposible encuentro de esas dos naturalezas que dan lugar a lo abstracto porque de dos se hace uno, por eso el arte no hace lo posible sino lo imposible. Todas esas imposibilidades son monstruosas por bellas que sean, por eso nos atrapan en el asombro. Toda imagen artística es una monstruosidad en tanto abstracta; a veces son de una pequeñez y una intimidad cautivadoras, sin duda las más entrañables; otras veces son grandilocuentes y burdas, pero no menos sorprendentes. ¿Por qué pintamos monstruos? es un pequeño ensayo, guiado por El origen de la tragedia de Nietzsche, que se propone sondear la potencia de la imagen pictórica en ese nicho donde se cultivan las imágenes más inquietantes del arte.