De la serie “Sudarios”

Roberto Acosta Arboleda
Obra de Museo

Técnica: lápiz de grafito sobre telas de indigente

Dimensiones: 4,10 x 2,50 cm

2,30 x 1,20 cm

2,25 x 1,10 cm

Año: 2019

El espectador tiende a identificarse con el tema, a interpretar las imágenes por ellas mismas; frente a un dibujo, se identifica con el artista y utiliza las imágenes para adquirir la experiencia consciente de ver como si fuera a través de los ojos de este.

JOHN BERGER

Los trapos invadidos por la mugre y los orines de los indigentes están cargados de dramatismo e impregnados de realidad y sufrimiento. Las sábanas llenas de secreciones y suciedades del cuerpo ahora se manifiestan directamente, los fluidos descompuestos hieden pero conquistan, son detestables pero conmueven, la descomposición social que reflejan perturba y culpabiliza.

ROSEMBERG SANDOVAL

 

Para esta investigación-creación, el cuerpo del indigente es el punto de partida, por donde se empieza una aproximación a este tema; iniciando por un trabajo etnográfico que sitúa el contexto, es decir la calle, como el lugar donde ellos transitan y habitan. A veces tiene lugar una interacción entre cuerpo y lugar, como una construcción del espacio, de acoplamiento, o en otros casos ocurren rupturas en el lugar que se crean con la presencia de los indigentes.

En ese sentido, pensando en el habitar de un indigente, diremos que más que habitar un lugar, el indigente se habita a sí mismo, es decir que su cuerpo es su territorio. Desde la modernidad al indigente se le empieza a llamar Habitante de Calle, por el hecho de que su territorio fijo y físico no existe, la calle es su escenario de vida; en ella pasan a la deriva siempre, deambulan de un lugar a otro, muchos de ellos transforman el lugar con su presencia, crean rupturas tanto en la gente como en el lugar mismo, esto se debe en cierta medida a sus comportamientos, a su indumentaria sucia y desgatada, a sus olores que se vuelven desagradables para los otros, los indigentes alteran el espacio con su pasar debido a la fuerza de su imagen; así como también existen lugares marcados por los indigentes, lugares de acoplamiento, de adhesión, donde ellos permanecen ahí por gusto, porque se identifican, se conectan y se funden con el espacio urbano.

Mi trabajo busca rescatar y mostrar al indigente desde su realidad, con esto me refiero a usar su memoria, sus olores, su indumentaria y suciedades como huellas de identidad de su cuerpo, pues la corporalidad, los olores, son una especie de estrategia de territorialidad en los indigentes, mediante ella crean una esfera invisible que los separan, los hace abyectos frente a los demás; el concepto de abyecto es aquello que es físicamente asqueroso, que produce en los demás una inevitable convulsión nauseosa. Es por eso, que la mayoría de indigentes “por no encasillarlos a todos”, viven apartados, solos, en la basura misma si es posible, vivir en los desechos que la misma ciudad les arroja, es vivir en un lecho invisible que ha creado este sistema social inmoral, humillante e inhumano.

En ese sentido y bajo esa contextualización, mi trabajo me lleva a hablar del cuerpo en la indigencia; la escogencia de este tema se basa en la fuerza conceptual de su imagen, reflejada en los cambios por los que se ha sometido un cuerpo que habita en la calle. La potencialidad del cuerpo, se encuentra en sus marcas, en sus laceraciones, en sus vestiduras y sus olores, que implican una carga de memoria e identidad bastante fuerte, tanto para mí como productor de su imagen, como para el espectador que ciertamente es lejano a esa realidad.

La corporeidad de un indigente, sobrepasa los límites del cuerpo físico, su esencia se desborda y afecta sus vestiduras, las entinta, las mancha, la permea, las trasforma de su estado natural a un estado con carga de memoria. La memoria del cuerpo del indigente se refleja en su ropa y en sus objetos que lo acompañan, que se convierten en signos sensoriales de una identidad inseparable, sus olores son el perfume de sus cuerpos, que lo identifican con el otro.

El procedimiento metodológico en mi trabajo se sitúa en la calle, lugar donde se encuentran los indigentes; la importancia de este proceso es como se llega a esos sitios, como enfrento a esa otra realidad, como por medio del trabajo de campo que es el diálogo, el intercambio y la fotografía como registro, me permite conocer las distintas historias de vida de los indigentes, tener un encuentro cara a cara con estas personas, brindar mi confianza para que las relaciones de diálogo sean más empáticas, para que al final, el resultado de mi trabajo no sea distante a la propia realidad que vive el indigente.

No se trata de robar su imagen a beneficio, se trata de resaltar su imagen. por eso, todo inicia con el diálogo, conocer sobre su vida, saber de su situación, estar inmerso en sus zapatos por un instante, luego de ello se pasa a un pequeño intercambio de ropa, (canjear mi ropa que ya no uso, por la ropa sucia desgasta y putrefacta de los indigentes) con el fin de brindar un apoyo, de dar pequeñas soluciones a la imagen que esta sociedad invisibiliza. Finalmente, todo ese encuentro queda registrado en una fotografía, como una estrategia que me ayuda a pensar en su imagen.

Es así, como finalmente uso sus prendas como soporte, como si fuese un Sudario donde en él se encuentra parte de su cuerpo y su memoria, para que este

soporte finalmente tenga un nuevo significado, un resultado plástico que se crear a partir del dibujo. al usar el dibujo como procedimiento plástico en esta etapa, para mí es muy importante, debido a que en esta práctica existe una experiencia casi similar de pasar tiempo con el indigente, debido a que al estar usando sus prendas como (ropa o mantos), de alguna manera estoy con una parte de la esencia de su cuerpo.

Mediante el dibujo se pretende pensar más en la imagen, pensar en un nuevo resultado plástico; la práctica de dibujar, la experiencia de observar, me permite ir configurando una nueva imagen, donde se podrá obviar algunas partes del modelo que resulten livianas en su primera composición que es la fotografía, así como también destacar otras zonas o partes del cuerpo que tengan mayor interés, A esto le llamo, deconstruir una imagen, ya que se piensa en un nuevo resultado, hacer una re-elaboración, una nueva construcción mediante el dibujo, se trata de tener un resultado diferente, no en el sentido que el modelo retratado cambie, sino que por medio del procedimiento del dibujo se hace una nueva lectura a la imagen de registro que es la fotografía.

Así, el resultado final de este proceso con el dibujo, puede aproximar al espectador a tener también un encuentro real con un indigente, algo que la mayoría no ha podido propiciar por varios factores, algunos de ellos son por miedo al encuentro con otra realidad, otros por su imagen que molesta y altera los sentidos y en otros casos por ser simplemente una imagen invisible y sin importancia para muchos. Mi trabajo es rescatar la esencia de estas personas, demostrar una realidad alterna de la que ya conocemos en la Ciudad Blanca de Colombia y sobre todo de hacer visible lo invisible y sin importancia.