Stela Tolita

M. Cecilia Díaz Frieser
Obra de Museo

Técnica: placa cerámica rajada y esmaltada

Dimensiones: 25 cm de diámetro

Año: 2020

El poder crea significatividad configurando un horizonte de sentido en función del cuál se interpretan las cosas. Las cosas solo se vuelven significativas y obtienen un sentido en atención al poder. La referencia al poder es constitutiva de sentido. No existe, pues, un “sentido por sí mismo”:

¿acaso el sentido no es necesariamente un sentido relativo y una perspectiva? Todo sentido es voluntad de poder (todos los sentidos relativos se disuelven en una voluntad de poder) (Nietzsche, 1887)

el horizonte de sentido en el cuál están enfocadas estas piezas es el cuerpo (de barro y de palabra. de telas, hilos y pagamentos) y como este comunica a través de una amplia fragilidad su poder. El signo femenino es “la impronta (a menudo dolorosa) de una voluntad sobre otra voluntad”. El primer lenguaje sería el lenguaje corporal de la vulneración, que anuncia inmediatamente el “pretender apropiarse”. (Han, 2019)

Stela Tolita

Esta obra es una placa cerámica echa de barros mezclados de la zona de Pueblillo (vereda de Popayán) quemada a 1020o en biscocho y en una segunda quema a 1280o para fundir los esmaltes (hechos a mano en el laboratorio del taller) con los que la intervine.

Desarrollé esta obra en una búsqueda personal, derivando entre mi posición antropológica, fenomenológica, cultural y política en la sociedad contemporánea latinoamericana. El texto de la placa, escrito y echo grafía como representación simbólica y la pequeña intención cartográfica latinoamericana constituyen el espacio y el volumen del que me hago cargo.

Considero que la pieza evoca la representación precolombina, pero lo hace desde un ejercicio de apropiación que trasciende la técnica y pasa al plano íntimo en la medida en que conecta con el sistema de representación que ha operado sobre el cuerpo femenino, evocando el entramado de ideas y fantasías construidas y posadas sobre el mismo. En ese sentido también genera una ruptura, da cuenta de la fragilidad de esas construcciones desde el material y el acabado empleado, de modo que juega a un contradiscurso. Reiterar las fantasías, pero a la vez poner en evidencia su fragilidad. (escribió Andrea Calderon acerca de esta placa)

Refiriéndome a la fractura que posee la placa, es que decidí hacer pasar por ahí gran parte de la línea geográfica que me une a un recorrido trauma/herida colonial de la que habla Mignolo y que viví muchas veces al ver la realidad latinoamericana en viajes buscando orígenes del arte. Byung Chul Han describe algo similar en su libro sobre el poder:

“ También la aprensión conceptual se basa en esta maniobra y en este abordaje. El poderoso se da a entender por medio de vulneraciones y de “empujones” dolorosos. Así, las “vulneraciones del otro” son el “lenguaje de signos del más fuerte”. Según esta semiótica del poder, en la que no obstante se produce solo una intermediación pobre, los signos serían originalmente heridas” (Han, 2019)

ASPECTO GEOGRAFICO contiene una huella que atraviesa la superficie y hace referencia al perfil de una parte del norte, centro y sur de América apelando tanto al espacio antropológico visitado y relacionado a lo arqueológico de La Tolita de donde fue extraída en parte la imagen con la que identifique la figura central

Los escritos en los bordes de la placa; calificativos con los que en general la sociedad contemporánea nos cataloga (en mis propias vivencias) ya sea en nuestro actuar como en nuestra apariencia. La violencia verbal que está permitida por las interpretaciones del lenguaje español que abarca el territorio americano y que varia de unas formas de dominación a otra y que hace del lenguaje un sistema poderoso para determinar lo que es el papel de la mujer en la sociedad.

Toda palabra es un veredicto. Son los soberanos quienes determinan el sentido, el horizonte de sentido, es decir, el “hacia donde y el para qué” de las cosas. Crean una continuidad de sentido, a partir de la cual se interpretan las cosas. Para el soberano, esta continuidad de sentido sería al mismo tiempo una continuidad de sí mismo, en la que él se divisaría a sí mismo. El sentido se basa en la posesión y en el dominio. El poder es elocuente. Articula el mundo nombrando las cosas y determinando su “hacia dónde” y su “para qué”.

Nietzsche concibe la denominación o asignación de nombre como un derecho de pernada. El origen del lenguaje es la “expresión de poder de los gobernantes”. Los lenguajes son las reminiscencias de las antiquísimas tomas de posesión de las cosas”. La denominación o asignación de nombre es al mismo tiempo una asignación de sentido. El poder crea sentido. (Han, 2019)