De La Serie Hacia Arriba

Claudia España
Obra de Museo

Técnica: Óleo sobre lienzo.

Dimensiones: 100 cm de diámetro.

Año: 2016

LA ESTESIOLOGÍA DEL PAISAJE

La estesiología del paisaje es el resultado de un proceso de investigación estético y plástico entorno a la pintura del paisaje rural, donde se expone una serie de reflexiones sobre la imagen y la transformación de ésta en un estado interno, ya que dicho término surge de una necesidad de conocer y de comprender el comportamiento de diversas fuerzas meteorológicas a partir de un planteamiento sensible del territorio geográfico, que lo convierte en un objeto sublimado a través de la pintura.

Después de hacer una observación y contemplación consciente del espacio, ésta se contiene en una serie de bocetos que hacen parte del desarrollo de la obra, donde se realiza una interpretación del espacio por medio de diferentes imágenes, las cuales como contenido están cargadas de expresión y formalidad. La obra se puede interpretar como una manifestación contemporánea del paisaje, en donde no sólo su interpretación es conceptual, sino que desea hacer una trascendencia dentro de la composición de la misma imagen manifestando nuevas formas de visión hacia un espacio y proponiendo una nueva lectura de un tema relativamente nuevo en la historia del arte.  

Estas pinturas tienen diferentes formas de composición, en algunas es una visión casi aérea del espacio, mientras que en otras me acerco tanto como es posible. Esto manifiesta un deseo de conocer lo que es en sí el paisaje, y desmantelando estas ideas en el formato se nota una necesidad interna de comprender lo que es el significado del espacio por medio de la imagen poética, teniendo como bases de esta investigación artistas que de cierta forma comparten conmigo una preocupación por el desarrollo de la imagen desde su ser consciente.

Hacia Arriba es una serie de cuatro pinturas circulares de un metro de diámetro, en las que propongo una composición un tanto dinámica por la formación de las ramas y la mirada en contrapicado de diferentes árboles, las que aportan a la pintura un poco más de movimiento. El formato circular evoca una especie de infinito, ya que el uso de uno rectangular da un corte rígido a la pintura y un límite muy marcado, el cual no quería para esta serie. Cuando vemos el firmamento no hay un marco que limite la imagen, y lo que trato de hacer con este tipo de formatos es dar una impresión de continuidad, además de ser una forma muy personal de percibir el espacio, ya que por alguna razón biológica siento una especie de vértigo cuando levanto mi mirada hacia el cielo; supongo que es por la inmensidad que me rodea. Esta serie tiene una intención más allá que la de lograr una admiración por el entorno a través de la pintura, es una definición romántica de algo que simplemente place sin argumentación alguna, sin indagación sobre la concepción de la imagen y sin la constante del querer saber. 

Kant habla de la simple sensación de placer o dolor como un estado sublime en la estética, y que éste se puede contemplar por medio del mundo natural, sin embargo, la pintura al ser una exaltación de sensaciones y emociones, es también una vía por la cual podemos descubrir dichos estados, ya que el arte en sí no cumple un papel específico en cuanto a las necesidades del hombre, y no tiene una finalidad en particular.

“A las artes de la forma o de la expresión de las ideas en la intuición sensible son: o de verdad sensible o de la apariencia sensible. La primera llámese plástica; la segunda, pintura. Amabas expresan ideas con figuras en el espacio; aquella hace figuras cognoscibles para dos sentidos, la vista y el tacto (aunque este último sin intención de belleza); ésta sólo para el primero. La idea estética está en ambas la base de la imaginación, pero la figura que constituye la expresión de esa idea es dada, o en si extensión corporal (como el objeto mismo existe), o según el modo como éste se pinta en el ojo (según su apariencia en una superficie), y aun en el primer caso de poner como condición para la reflexión o la relación a un fin real, o sólo la apariencia del mismo.”

La vida no me pertenece, ya que ésta me fue otorgada gracias a los impulsos y energías del mismo ente que estoy explorando, soy parte de la tierra, y cuando esos impulsos y esa energía se agoten simplemente yaceré; mientras aguardo lo que es seguro, la pintura es el medio para exteriorizar y tratar de comprender lo que es el espacio para el ser, para mí. La forma de ver el paisaje, es reconocer lo que soy a partir de mis experiencias, ya que cada lugar deja de lado su estado temporal y se convierte en memoria, la cual enriquece al ser y a los sentidos mediante emociones y sensaciones, como cada amanecer, el paisaje se renueva ante los ojos de quien lo contempla.

“…el paisaje parece exigir algo más que una perspectiva de simple espectador. Requiere una imagen de la impureza, es decir, una actitud en la que la contemplación significa sabiduría, y percepción íntima con la física del espacio geográfico.”

Es así como nace Árbol al Alba; me son interesantes las sensaciones que puede despertar en sí el cambio de tonalidad en una escena, hace mucho estaba viendo ese árbol en especial, ya que me parece un tanto misterioso, y siempre me lo imaginaba en esa escala de verdes grisáceos, guardando en sí la frialdad de una mañana en el campo, acompañada con el misterio que guarda la profundidad recóndita detrás de la neblina que cubre ese tipo de amaneceres. Es más, nunca lo vi en otros tonos, es como si en mi mente se dibujara y creara una atmósfera simple y encantadora, la idea nunca fue representarlo tal cual ya que cambiaría la esencia y el sentimiento que me produce cuando lo veo, la escala que manejo es con el objetivo darle algún tipo de magnificencia a la escena y tratar de que este envuelva al espectador. Lo importante en esta pintura es el alcance de la imaginación y la forma de pensar en una imagen poética por medio de los contrastes entre grises.